29.11.11

Monserrat

El pelo perfecto, la sonrisa intacta, un vestido corto de bolitas blancas en un fondo negro, un abrigo rojo, hermoso, muy probablamente de un diseñador de alta costura, medias que realzan la pierna, tacones tipo oxford, negros. 
Abren la puerta del carro, se ve por ultima vez en el espejo, saca una pierna, como la sacan en las películas donde famosas se bajan de una forma espectacular del carro. Sonríe, le da la mano al tipo que le abre la puerta. Camina de forma espectacular, se mueve como los barcos en alta mar, saluda a alguien lejano, las uñas perfectamente pintadas, anillos de plata con coral y turquesa adornan sus preciosas manos, una gargantilla para rematar de jade y plata adorna su cuello. Busca una banca cerca de las gradas, se sienta, saca un espejo, perfecto todo en ella esta perfecto, ni más ni menos maquille, sonríe, tiene una sonrisa de portada de revista, sus dientes son naturales. Cruza la pierna, en su bolsa encuentra un cigarrillo, busca el encendedor, no fuma la verdad, solo lo enciende, juega con el, cual batonista pero con un cigarrillo, cada vez es más espectacular, el juego de luces del teatro hacen que todo mundo la vea, coqueta, creo que siempre ha sido coqueta. Tira el cigarrillo, solo lo encienden para coquetear, creo que ya lo dije. Un tipo se le acerca, la invita a un trago: -Un cerveza, por favor.
El frío es mortal, pero ella siente que no hay el suficiente frío para poderse largar, el tipo le habla, son de aquellos que buscan a mujeres para que las escuche, muy probablamente sea gay y no lo quiere aceptar, ella mientras él le cuenta sus penas, piensa en Gregorio Samsa y su transformación, aplica esto a el tipo que se esfuerza por hablarle, después se transporta a un millón de libros, a cada persona le pone un personaje y como resulta piensa que esta en el País de las Maravillas, busca a Alicia, pero no la encuentra, se ve reflejada en la botella de cerveza del tipo, sonríe. Ella es Alicia. Después de media hora y con solo haberle dado dos tragos dice : Disculpa me tengo que ir, mis amigos ya vinieron. 
Antes de terminar la frase, se había ido. Se junta con sus amigos, lo saluda. El celular en la mano, en la otra la botella y su bolsa, que es perfectamente combinable con su ropa cuelga de su brazo, no hombro de su brazo. Voltea por última vez a ver al tipo, sonríe picaramente pero sin caer en lo vulgar, le dice un gracias sin palabras. Baila y al final de la noche se sube al carro, se mira en el espejo, sonríe. Se siente la mujer más glamurosa y bella del mundo, y lo es.


*Basado en una historia real

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