Sentis ese olor, el olor a soledad, que recorre tu cuerpo,
que se impregna hasta los huesos. Ese olor a llanto, a tristeza a simple
soledad.
Pasamos más tiempo viendo que hacer y suponiendo que besar,
que encontrarnos, amarnos y dejarnos atrás por un instante. Ese olor, el olor a
soledad.
Suponemos que sigamos juntos, que tus desdenes se acaban,
pero a la hora de ir a la cama, me cambias por almohadas que saben a libertad
comprada.
Las tristezas se acaban, las alegrías se multiplican pero
siempre que estamos solos, huele a soledad, a recuerdos inconclusos, a llamadas
perdidas, a corazones sin salidas, a eso, a simple soledad.
Soledad embargada, soledad comprada, comparada, consentida,
controversial, contraindicada, corazón de corazones, que saben a tristeza a
ansiedad sin censura, a besos con ternura plástica, a revolcones con máximas
expresiones de tensión y de ambigüación.
Recordemos las alas rotas, las luces apagadas, los besos
maltratados y los corazones desfigurados que pronuncian nuestro nombre, el
nombre del pasado, el pasado y el futuro, de relaciones aplazadas con aroma a
soledad.
Al igual que la tergiversación de significados, se
tergiverso nuestra vida, nuestra forma, la historia.