19.3.13

Juan, el maniquí

- Y es que tengo un dolor acá mirá, acá, en el estomago - 

Cada vez que se levanta el sol, Juan agarra sus maletas, estira la pierna, suelta su cabello y se dispone a saltar los obstáculos para llegar a donde debería de llegar casi siempre a la misma hora y el mismo lugar.

Suelta la risa incompetente, su vecino es más alto que el, más corpulento, (va al gimnasio todos los días) pero no puede saltar el segundo obstáculo, se cae. Juan llega a donde debe de estar.

Así son los días de Juan, tratando de llegar siempre al mismo lugar, espera las horas, los minutos y los segundos y cuando todo se acaba vuelve otra vez a las misma andanzas, Juan poco a poco se harta, eso de ser un maniquí en la 19 calle no es su estilo, debería de ser otra cosa, otra fuente, una banca, un establo, inclusive un árbol de poca duración en las calles de smog de la capital. Es la vida que le toco vivir.

Juan, inmóvil ante la situación, deja de respirar, se muere, poco a poco y resulta que ya esta muerto, que ya es cadáver, que ya no es nada, nunca lo fue.

- Sigo sintiendo el dolor aquí ve, aquí, esta vez es más fuerte, más sincero, más de amor.