Quiero llorar,
saber que en otros
brazos, piernas, pelo, olor
has de estar me inquieta
me suprime hasta la alimentación.
Quiero saber porque
el cuando y el tal vez
de tus intenciones bastardas
Arraigadas en el fondo del abismo
en el fondo de la intelectualidad de tu mente.
De todo lo que hablamos quedaron
los puntos suspensivos colgantes
distantes, ocurrentes, mal logrados
Cuando te conocí, creí ver en ti todo
lo infinito, lo finito, lo etéreo
lo sin sabor.
Huye, cobarde, huye para siempre
y recuerda que llorar no siempre
es de tristeza, también es de alegría.
Y si por ahí te dicen que estoy mal
creo que más que nadie sabrás tu si es verdad.
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